Praga – 24/06/2011 al 26/06/2011

Un viaje de unos 600 kms nos llevaría todo el día para unir Cracovia con Praga, capital de república checa. Sin embargo el viaje fue cómodo. Llegamos hasta la terminal y caminamos una media hora hasta encontrar el hostel. Como no teníamos moneda local ni comida, fuimos a un restaurante de comida tradicional, KFC, cenamos y a dormir que el viaje había sido muy cansador.
La idea para el día siguiente era hacer el tour «gratuito» y luego recorrer el castillo. Sin embargo decidimos comprar un poco de tiempo y hacer también un recorrido guiado por el mismo. La historia de Praga es triste y dura, fueron invadidos en 1.938 por los Nazis por eso ellos toman este año como comienzo de la segunda guerra mundial, lo cual me suena bastante lógico. Y no fueron libres nuevamente hasta la retirada de los rusos en 1.989. Las atrocidades de ambos imperios fueron descomunales, aunque nuevamente, los locales odian más la ocupación comunista que la nazi, ya que esta fue, aunque igual de cruel, más larga. Una de las cosas que no creo poder olvidarme, es de la historia que nos contaron en el barrio judío, donde hoy hay un museo sobre lo que hacían los Nazis sobre un grupo de niños. Básicamente experimentaban intentando «ariarizar» a la raza judía, cuando estos niños iban a ser asesinados, una maestra les pidió que dibujaran o escribieran lo último que podrían. Como la mayoría no alcanzaba los 3 años de edad, hicieron dibujos, sin embargo los pocos que sabían escribir, escribieron casi todos lo mismo, «Al fin».
Muchos de mis relatos, pueden ser oscuros o deprimentes, pero es parte de lo que vivimos y también quiero compartirlo, pretendiendo no quedarme en una mera descripción del pueblo, la inmensidad del castillo o contando sobre la estatua que hay que tocar para evitar la infidelidad.
Nuestros tours duraron aproximadamente unas 6 horas, y cuando estábamos dispuestos a comenzar el tercero, nos dijeron que había sido cancelado, lo cual nos alegró bastante ya que nos devolverían el dinero y podríamos gastarlo en cerveza. Así fue que recorrimos unos 4 bares probando cervezas locales, que son muy buenas, ya que a los checos se les atribuye la invención de la receta para la variedad Pils. En nuestra caminata en busca de bares nos dimos cuenta que había una fiesta en la ciudad, y fuimos caminando por los diferentes puestos, en uno de ellos un Punk eslovaco que estaba más borracho que Horacio Guaraní de fiesta con el Burrito Ortega, nos invitó un Fernet, ya que nos escuchó pedir un Fernet con Coca y quería poner en prueba mi hombría. En otros de estos puestos nos cansamos de comer unos panes con nueces hechos a las brazas sobre unos cilindros giratorios, lo más parecido que habíamos comido a una factura. Aún nos quedan 200 coronas checas, unos 8 euros, que nos guardamos para comprar más antes de venirnos pero no encontramos donde hacerlo.
El domingo nos despertamos tarde y nos dirigimos a tomar el tren, después de una semana, nos sentíamos volviendo a casa, es raro sentir que nuestro hogar está en un lugar que no es el verdadero, pero así lo sentimos, al menos por ahora. Finalmente, nos subíamos a un bus con asiento numerado. El viaje fue bueno y en casa nos estarían esperando Facu y Gerard que habrían llegado dos días antes. Otra etapa en nuestro viaje había comenzado, esta vez con amigos.

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