París y la vuelta a Europa

El imsomnio y las ansias que días anteriores no me dejaban dormir pensando en que en los siguientes íbamos a estar nuevamente en Europa, sirvieron para llegar tan cansado al avión que me permitió dormir 10 de las 14 horas de vuelo sin interrupciones. Al llegar nos sentíamos frescos y la adrenalina corría por nuestros cuerpos. Sin embargo todavía quedaba un problema por resolver, hacer migraciones, volver a entrar al área de Schengen, con nuestras visas vencidas, pero en regla ya que hacía más de 90 días que nos habíamos ido, sin embargo el Üngultig sobre nuestras visas podían significar un problema, teníamos todo como debía ser, pero uno nunca sabe de que humor puede estar el policía de migraciones. Una vez que cruzáramos la frontera nos tocaba pasar el control de legacidad de nuestro equipaje, dado que en ese país, al igual que Italia, existe una ley extramadamente ridícula, que facilmente se adivina que se escribió en la oficina de un diseñador, más que en el congreso y fue introducida en él por actos de lobby, que multa a las personas que posean imitaciones de producto con el triple del valor del original seguida de la inmediata destrucción de la copia. Si bien habíamos tenido en cuenta esta ridiculés, dijo, ley, a la hora de hacer las compras, llevábamos una valija que desconocíamos la marca, lo que podía significar que fuese copia.
 
Al descender del avión nos fuimos a la cola de «All Passports» donde fuimos atendidos inmediatamente: «Bon Jour», la policía recorrió nuestro pasaporte y vio las visas vencidas, cuando empezamos a pensar en las explicaciones encontró un lugar vacio en nuestro pasaporte y lo seyó, ya estábamos en París y eso significaba que estábamos en Schengen, podíamos movernos por toda esta área sin problemas por 90 días más. Pero todavía faltaba recojer nuestras maletas. Allí aparecieron en la cinta transportadora pasamos la aduana como pensand en otra cosa y nadie nos llamó, por su parte un chico negro estaba siendo revisado, saquen sus propias conclusiones, dimos unos pasos y ya estábamos libres de preocupaciones, sólo nos quedab disfrutar de nuestros días en París. Tomamos el bus y luego el metro, lo que nos permitió ahorrarnos casi 20 euros, si tomábamos el tren o shuttle para los turistas desprevenidos y nos fuimos al hostel.
 
Al llegar hicimos el check in, pero debíamos esperar hasta las 2 para poder dejar las cosas en la habitación, fuimos a dejar las mochilas en la habitación dedicadas a tal fin y vimos que había Lockers a 4.50 euros, como debíamos utilizar al menos 3, nos saldría unos 13.50 euros, bienvenidos a Europa. Como las dos noches en el hostel de París, en habitación de 8 personas, nos habían salido más cara que los 20 días en Vietnam en habitaciones de hotel para dos personas con aire y tele, decidimos esperar mientras almorzábamos y planificábamos que hacer. Fue así que sin saber bien donde ir se nos cruzó por la mente Disney, buscamos los precios y no lo dudamos mucho, en seguida compramos las entradas para el día siguiente, sin saber que hacer en pocos minutos iríamos a esta ciudad de maravillas, ilusión de muchos niños y también de adultos, en este caso nosotros.
 
Luego de dejar las cosas en nuestra habitación, fuimos a comprar algo de ropa de abrigo ya que hbaíamos mandado todo a Argentina y apenas teníamos para soportar los 5 grados que estaba haciendo. Luego de hacer unas compras caminamos por Champs Elisse (se que lo escribí mal), vimos el Arco del Triunfo y la maravillosa Torre Eiffel. Sacamos montones de fotos y no paramos de reir y disfrutar de la emoción de estar nuevamente en París. Estábamos felices. A la mañana siguiente estaríamos en Disney!
 
 
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