Y como lo habíamos dicho en la última entrada del blog esa misma tarde partimos rumbo a Tandil a unos 350 kilómetros al sur de la ciudad de buenos aires. Allí nos esperaba nuestro amigo con el que habíamos convivido unos 5 meses en Alemania. Al llegar nos recibió con una extraña pero afortunada sorpresa, iríamos al cine con unas amigas suyas. Y sí, como ustedes se preguntarán, y ellos mismos se reían, habíamos manejado unos 4 horas para ir al cine, unos porteños iban al cine en Tandil. Y la verdad que la película fue bastante aburrida y las butacas no fueron las mejores, pero la compañía fue excelente. Cuando la peli terminó, nos fuimos a la casa de Leo donde tomamos unas cervezas y nos quedamos hasta las 8 de la mañana jugando literalmente con 4 monedas y tocando la guitarra. Bueno, yo escuchaba nomás. Luego desayunamos y nos fuimos a dormir.
El día siguiente, fuimos al evento principal por el cual habíamos viajado a Tandil, el roommate de nuestro amigo había organizado una fiesta en una quinta donde tocarían varias bandas. La fiesta estuvo excelentes, primero con unos mates y bizcochos, que tanto extrañábamos, en la pileta, después unas hamburguesas con cervezas nos sacaron el hambre que habíamos acumulado durante la tarde para darle lugar a la fiesta en el parque.
La mañana del domingo se nos pasó por completo y nos levantamos para almorzar y hacer un poco de turismo en la ciudad. Paseamos por el dique, fuimos al homenaje a Don Quijote de la Mancha, basicamente un molino abandonado con algunas estructuras de hierro, pero que nos brindaban una vista espectacular de la ciudad. Sacamos algunas fotoso allí y nos fuimos al otro extremo de Tandil a visitar una suerte de fortaleza donde ahora había una linda confitería, tomamos unos mates disfrutando de lo bonito del paisaje y nos tuvimos que despedir. El día había comenzado tarde para nosotros y todavía nos quedaban unas 5 horas de manejo de vuelta a casa. Nuestro primer viaje en nuestro país estaba llegando a su fin. Sin embargo la semana siguiente lo volveríamos a dejar ya que visitaríamos la capital de nuestro país hermano Uruguay. Allí nos esperaría Brian, nuestro amigo canadiense que habíamos conocido en Laos.