De País Vasco a Galicia – Cosas que pueden salir mal en un viaje

Nos despedimos de nuestros amigos en Bilbao y salimos rumbo a Galicia sin saber dónde pararíamos ni que ciudades visitaríamos. Teníamos en el medio la comunidad autónoma de Cantabria y Asturias, antes de llegar a destino. Era un día extrañamente soleado en nuestro viaje y no nos interesaba recorrer la autovía sino entrar en los diferentes pueblos e intentar tomar las rutas nacionales, sin saber que estábamos a punto de comenzar uno de los viajes con más molestias que hayamos hecho. He aquí un resumen de las cosas que pueden salir mal en un viaje, aunque no sean tan malas después de todo, como puede ser un accidente o algún problema grave de salud, pero que sí fastidian la vida de un viajero, más si se intenta hacer el viaje lo más económico posible.

Para comenzar esta racha de no tan buena suerte… (¡Qué difícil se hace escribir esto siendo uno supersticioso!) … debemos remontarnos a nuestro segundo día en España cuando perdimos un día entero en nuestro intento fallido de hacer dedo. Aunque no fuera tan grave y reconociéramos nuestra culpa, un poco bajó el ánimo.

DSCN2589

Luego el primer desengaño económico vino el día de alquilar el auto. Habíamos determinado que viajar a dedo iba a ser bastante dificultoso dado el sobrepeso que llevábamos y la cantidad de lugares que queríamos visitar, dejando así esta aventura para un viaje posterior. Viajar en transporte público uniendo los puntos que queríamos saldría incluso más que alquilar un auto, entonces allí fuimos. Sin embargo a la hora de llegar al aeropuerto para buscar nuestro auto ultracompacto (Hyundai i10 o similar) nos enteramos que este auto no tenía ningún seguro. Éramos conscientes de que no tenía seguro contra todo riesgo, lo que nunca creímos fue que se nos ofreciera un vehículo sin el seguro obligatorio, al menos, contra terceros. Agregarle el seguro correspondiente, nos costó unos 110 euros, casi lo mismo que habíamos gastado en una semana de viaje.

Como si no fuera poco el gasto del auto, el día anterior en un día de viento terrible en la playa en Valencia, a la que fuimos únicamente porque sería nuestro último día en la ciudad, nuestra cámara de foto compacta se nos llenó de arena y quedó inutilizada, más cuando con mi torpeza intenté desarmarla para limpiarla. Otros 80 euros salieron de nuestros bolsillos ya que no recorreríamos España sin una cámara de fotos.

DSCN2609

Pero ahora volvamos a nuestro día soleado en Cantabria, necesitábamos cargar nafta y decidimos bajar en un pueblo turístico con una bonita vista al mar. Sin embargo no sólo que no encontramos la estación de servicio, sino que al volver a la ruta, metros antes, empezamos a sentir como temblaba el auto. Me detuve inmediatamente y sí, era una rueda pinchada. Nos lo tomamos con bastante humor, movimos el auto de la pendiente y lo pusimos lo más alejado de la ruta posible, porque ninguna ruta, autovía o autopista española tienen una banquina decente, no sé si serán muy optimistas o que querrán ahorrar asfalto, pero es casi imposible detenerse a chequear algo. Me puse el ridículo chaleco amarillo que se ceñía a mi trabajado cuerpo y coloqué las balizas a una distancia prudencial. Después de haber sacado la rueda de auxilio de debajo de todas las mochilas me dispuse a colocarla. Fue sencillo. Lo que no entiendo es que demonios les cuesta colocar una rueda igual a la que tenías, ¿no es incluso hasta más difícil buscar otra rueda distinta para ponerle al auto?, ¿cuánto más barato puede salir una rueda de 2 centímetros menos?, ¿Es, acaso el capricho de algún ingeniero loco enojado con el mundo?  No lo sé. Pero esta maravillosa rueda más pequeña tiene a su vez la asombrosa particularidad de que con ella no se puede circular a más de 80 Km/h a riesgo de que se desintegre si se pasa de esa velocidad. Sí, leyeron bien, si uno anda a más de esos ridículos 80 km/h la rueda se desintegra. Sumemos a esto que nos encontrábamos en un pueblo alejado y que además era domingo. Bueno, domingo, un día más. Claro que no. En Europa el domingo es el día de la muerte. Hay menos personas en la calle que personajes en la película “Náufrago” de Tom Hanks y muchas menos trabajando. Ya hemos contado como nos quedamos sin comida algún domingo o como fue casi imposible conseguir azúcar para hacer una torta. Pero ahora era una cuestión más importante. La solución más cercana era ir al aeropuerto.

Llegamos a la oficina de Hertz y comentamos el problema.  La empleada muy amable nos ofreció darnos un auto nuevo, pero que problema, no teníamos seguro contra todo riesgo, con lo cual cualquier gasto de reparación tendría un costo mínimo de 45 euros más el 21 % de IVA en concepto de gastos de gestión, eso sumado a que el arreglo sería más caro que en cualquier otro lado. Nos quedamos con nuestro auto teniendo que arreglarlo por nuestras cuentas.

DSCN2618

Como era domingo nada podíamos hacer, así que seguimos avanzando en nuestra ruta intentando disfrutar de los paisajes sin pensar en los inconvenientes, aunque fuera casi imposible. Así fue que pasamos una hermosa tarde en la ciudad de Santander, caminando por su costa y sacando algunas fotos.

Seguimos camino, y ya entrando en Asturias, descubrimos los “Picos de Europa”, una hermosa cadena montañosa con nieves eternas que se levanta a tan sólo 50 kilómetros del mar. Pensamos hacer noche en alguna ciudad dentro del parque nacional, pero como dormiríamos en el auto, las bajas temperaturas serían difíciles de sobrellevar, más teniendo en cuenta que gracias a la fantástica ola polar que llegó a Europa junto con nosotros, en las cimas de las montañas seguía nevando. Así fue que nos dirigimos al pueblo súper turístico de Llanes, por el que caminamos en sus pequeñas callecitas y vimos como se servía la sidra, derramando la bebida con la botella a más de 50 centímetros del vaso. Nos fuimos de la ciudad preguntando dónde podríamos arreglar una pinchadura, pero nadie nos supo decir, sólo una persona nos indicó que probablemente en la ruta habría una estación con taller.

Volvimos a la ruta y nuestra alegría fue mucha al ver que no sólo había una estación de servicios, sino que también un gran taller Michellin, a eso sumado que teníamos un excelente estacionamiento para dormir, cafetería para desayunar y como si fuera poco, justo en la ruta que cortaba, estaba la entrada al parque nacional. Así que nos fuimos a dormir más que contentos.

DSCN2643

Eran, no sabía bien qué hora sería, pero me despierta Maru pidiéndome el puff para su asma. Hacía meses que no lo usaba y habíamos estado en un montón de lados que le podrían haber hecho mal, sin embargo, nunca le había pasado nada. Cuando se aplicó la segunda dosis ya sabíamos que necesitaríamos ir a un centro de emergencias. Fui en busca de un teléfono público y en poco menos de media hora estábamos en una  sala de emergencias donde le suministraron oxígeno. En esos momentos la preocupación de la rueda pasó a ser totalmente secundaria y lo único que nos hacía recordar a la pinchadura era realizar el trayecto hasta el hospital sin auxilio.

Cuando Maru ya estuvo bien volvimos a dormir pensando que al día siguiente podríamos arreglar la rueda en el taller. No fue así. La rueda se había roto y no podía ser arreglada. Comprar una nueva saldría unos 85 euros, pero no tenían en stock, por lo que deberíamos ir a una ciudad a cambiarla. Así fue que partimos rumbo a Oviedo pasando por los picos de Europa, una cordillera protegida por un hermoso parque natural de varios kilómetros de extensión.

El hecho de estar viajando sin rueda de auxilio nos ponía aún más nervioso y la rueda más pequeña no ayudaba a calmarnos. Llegamos a la ciudad unas horas más tarde, estábamos cansados y buscamos una gomería para cambiar la rueda. La mala racha seguía y la cubierta que necesitábamos se había dejado de hacer, hacía ya un par de años, por lo que deberíamos esperar un día más mientras nos la conseguían, si era que lo podían hacer.

Nos fuimos a recorrer la ciudad, caminando por su centro, visitando su parque y su catedral, aunque el cansancio hacía que el disfrute menguara, por lo que volvimos pronto  a nuestro auto para dormir una pequeña siesta. Después de confirmar que conseguiríamos nuestro preciado repuesto al día siguiente, a un precio de 76 euros, decidimos ir a buscar algo para comer. Mientras avanzábamos con el auto, la lluvia se volvía cada vez más copiosa. Rápidamente encontramos un shopping donde nos refugiamos, buscamos internet para llamar a casa y elegimos que cenar.

DSCN2673

En una noche que terminaba un mal día, la lluvia acompañaba con el sentimiento, y mientras nos alejábamos unos kilómetros de la ciudad en busca de una estación de servicio donde pasar la noche, las gotas cada vez más grandes se estrellaban en nuestro parabrisas. Al llegar, estacionamos el auto y preparamos nuestros manjares. Magníficos sandiwchs de jamón serrano con queso Phililadelphia, en un sabrosísimo pan brioche, completaban el menú, paté artesanal y aceitunas rellenas de anchoas, todo acompañado, por su puesto, de unas ricas cervezas.

Cuando finalmente conseguimos nuestra rueda al día siguiente seguimos camino, ya aliviados rumbo a Galicia. Hasta de llegar a La Coruña, hicimos una parada en un pequeño pueblo, donde por primera vez almorzamos en un restaurante, parecía que habíamos encontrado alojamiento en couchsurfing, pero luego fue cancelado. Finalmente unas horas más tardes llegamos a La Coruña. Visitamos su hermosa playa y aprovechando que el sol se ponía luego de las 10 de la noche, incluso llegamos a mojar nuestros pies en sus heladas aguas. Por ese mismo motivo, cuando nos acordamos que teníamos que cenar no encontramos ningún supermercado abierto y un restaurante de ruta terminó salvándonos con unos ricos sandwichs.

Como era tarde, decidimos dormir lo antes posible, aunque en la ruta que nos encontrábamos no parecía haber ninguna estación de servicio segura donde dormir, por lo que avanzamos rumbo a Santiago de Compostela, deseando encontrar algún sitio para hacer noche, pero a falta de estaciones los prostíbulos parecían ser la única construcción permitida en el camino. Después de andar mucho bajo la lluvia, habiendo llegado incluso a la ciudad del santo, encontramos donde hacer noche, nos deleitamos con nuestra cena y finalmente nos fuimos a descansar.

DSCN2679

Finalmente la mañana siguiente, finalmente recorrimos Santiago de Compostela visitando su famosa catedral. Llegando al punto final de una de las peregrinaciones más famosas del mundo. Luego de haber paseado por la ciudad, emprendimos camino a nuestro último destino en España, Vigo, ciudad donde seríamos alojados por la fantástica familia de Mariana, la cual nos trataría mejor que a reyes.

Esa misma tarde entregamos nuestro auto y nos fuimos a casa, a reponernos de este viaje. Así concluía nuestro recorrido en auto por España, el cual fue fantástico pero se vio opacado por ciertos inconvenientes que pueden suceder en cualquier viaje. Sin embargo la mala racha seguiría un par de días más, acompañada de tormentas incesantes en el resto de Europa, y que nos traería algunos problemas tales como, enterarnos faltando sólo tres días para viajar que necesitábamos visa para hacer escala en Australia, o una huelga de transporte en Roma que nos impidió visitar la ciudad, en el día en que el papa Francisco salió a saludar por su balcón. Pero todo esto será parta de otra entrega de Aventuras360!

Marcar como favorito enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *