Munich y las Redes Sociales (18 y 19 de febrero 2011)

Antes de empezar debería intentar definir a una red social, aunque seguramente muchos no entienda por qué lo hago, para quienes va dirigido se encuentran en la misma situación de incomprensión, pero en este caso, del concepto. Vamos a ver cómo me sale. Una red social es, en principio aunque no necesariamente, un sitio de Internet, la gente que visita estos sitios, si quieren participar de la red social, deben, generalmente, llenar un perfil completando algunos datos relevantes para el sistema. Finalmente, y esto es lo más importante, los miembros, se comunican entre ellos, con algún objetivo específico (o no). En otras palabras es básicamente un club pero impulsado en Internet.
Creo que las anteriores líneas fueron las más difíciles de escribir en el Blog, por un lado contaba con la mirada crítica de todos mis amigos nerds, por lo que la definición tenía que ser lo más precisa posible, y por otro, la definición tenía que ser lo más clara y sencilla posible para aquellos que no conocen este concepto o algo parecido.
El lunes siguiente de volver de suiza, buscando donde poder ir, entré en el blog del acrobata del camino, y me dieron muchas ganas de ir haciendo dedo a algún lugar. Mi primer destino posible fue Berlin, pocas horas mas tarde, sería descartado, está bastante lejos de esta ciudad. Nada más de viaje son aproximadamente 6 horas, teniendo en cuenta la demora esperando que alguien me levante y todo supuse unas 12 horas de viaje, más de las en que hay luz por día. Siguiente destino, Munich, a esta ciudad, capital de la otra provincia del sur de Alemania, se tardan 2 ó 3 horas en auto. Tomando el mismo tiempo de espera, suponía unas 6 horas de viaje, era aceptable.
Una vez que tenía definido el destino, lo próximo era averiguar la factibilidad del viaje, era el autostop (el dedo) legal, funcionaba, era seguro, dónde se podía hacer, y un montón de otras preguntas. Lo primero que hice fue preguntarle a una amiga que vive acá y que estaba seguro que ya lo había hecho, podemos resumir la conversación con el siguiente link: http://hitchwiki.org/. Aquí aparece la primera de las redes sociales. Cualquier información necesaria para hacer dedo podría encontrarse aquí, qué se necesita, dónde se puede hacer, costumbres, cómo lo toma la gente, la policía y hay puntos marcados en el mapa creado por los propios usuarios, con comentarios y calificaciones, indicando si es un lugar bueno o no para hacer autostop.
Comencé a leer la información y aquí llegó el primer punto negativo, si bien es legar hacer dedo, no se puede hacer en la ruta, sino en las rampas de acceso a las mismas y en las estaciones de servicios. Esto reduce significativamente el potencial de gente a cruzarte para que luego decida o no llevarte. Busqué algunos puntos, y decidí cual elegir, era cerca de una estación del tren que pasa por mi pueblo y parecía ser un buen punto. Esta decisión me llevó algo así como dos días.
Mientras tanto elegía la forma de volver a casa, si no podía llegar a Munich, no era tan grave, pero si no podía volver a casa, se me iba a complicar para ir a trabajar el lunes. El tren estaba caro, aunque si bien es barato, no estaba dispuesto a pagar 24 euros por un trayecto que estaba seguro se podía hacer por mucho menos. Aquí aparece la segunda de las redes sociales: http://www.mitfahrgelegenheit.de/ o http://www.conduzco.es/, el sistema básicamente es el siguiente, un grupo de personas viajan a diferentes lugares por motivos personales, si les sobra espacio en el auto (que es lo que casi siempre pasa) publican en esta página el trayecto, la cantidad de plazas libres y el precio que piden por el viaje. Las otras personas, las que quieren viajar a esos lugares como yo, buscamos en este sitio, si estas de acuerdo con el precio, horario y demás te ponés en contacto con la persona que originalmente iba a viajar y arreglás para encontrarte. Conseguí el viaje de vuelta de Munich a Stuttgart por 11 euros.
Tenía como volver, pensaba como ir, me faltaba definir dónde iba a dormir. Podía quedarme en un hostel o podía hacer algo nuevo. La tercera de las redes sociales es http://www.couchsurfing.org/ el objetivo de la misma NO, repito NOOOO es que ahorres plata en hospedaje, sino el siguiente: las personas que participan ofrecen algún cuarto, cama, sofa o piso de su casa para que los otros miembros puedan quedarse a dormir. Todos pueden ofrecer y todos pueden pedir alojamiento. Las personas no cobran por eso, y esto confunde un poco el concepto, si bien terminas ahorrando algunos mangos, la idea es conocer a la gente, saber como viven los locales y tener otra experiencia de viaje. Finalmente terminaría quedándome en el departamento de un chico mexicano, cenando con sus compañeros de piso, un chico alemán, uno turco, uno esloveno, uno de Jordania (¿jordano?). Éramos 6 personas, cada uno de una nacionalidad distinta, y aunque si bien el inglés no era la lengua materna de ninguno de nosotros, fue la que reinó en la cena. El chico alemán había hecho algo con verduras, el turco una ensalada bastante rara, el mexicano guacamole, el esloveno un pollo con una salsa increíble y yo unas pizzas. El chico jordano llegó más tarde por lo que solo comió un poco de lo que quedaba. Todo acompañado por unas ricas cervezas germanas. La verdad que fue una experiencia muy buena y la recomiendo, siempre y cuando tu idea sea la de pasar un buen momento con gente que vas a conocer, charlar y compartir cosas como si fueran buenos amigos desde hace bastante tiempo. También tenés que tener en cuenta que vas a ir a la casa de una persona que te va a recibir de muy buena gana, pero tenes que respetar sus costumbres y estar dispuesto a compartir el momento. Si tu objetivo es ahorrar algunos morlacos, probablemente te termines arrepintiendo y desees haberlos gastados.
Iba haciendo dedo, había conseguido un anfitrión en couch surfing y volvía usando mitfahr gelegenheit. Llegando el finde, y hablando con algunos compañeros me di cuenta que la factibilidad de ir en autostop empezaba a diluirse. Afortunadamente el chico que me traía el domingo también viajaría el sábado a la mañana y me pudo llevar por el mismo importe.
Llegamos a Munich en menos de 3 horas, de las cuales la gente que viajaba habrá hablado 10 minutos en total. Dormí casi todo el trayecto. A la vuelta la gente era un poco más social, yo hablé un rato con una chica alemana, me tiró un montón de lados para visitar en Alemania, entre ellos incluido Dresden, cuando le pregunté por el racismo, me miró, respiró hondo y me volvió a mirar. Después de un rato y con reflexión dijo, tu color de piel no es tan oscuro como para que te discriminen. Concluyente.
Cuando llegué a la ciudad, no tenía ni idea donde estaba. Por suerte había una estación de subte, pero mi espíritu mochilero relega todo medio de transporte pago a última instancia. Según el GPS la casa de mi anfitrión estaba a 14 kilometros, calculando unas 3 horas de caminata. Si bien sólo llevaba una mochila con una muda de ropa y la bolsa de dormir, el recorrido era mucho. Como el vivía también muy lejos del centro, terminaría comprando un boleto diario para tomar cualquier transporte público cuantas veces quisiera.
Me tomé el primer subte que venía hacia la plaza central. Cuando di los primeros pasos viendo el nuevo antiguo ayuntamiento sentí esa magia propia de este tipo de lugares, una especie de atracción natural que invoca las miradas de cualquiera que pase por allí. Pasaría varias veces por ese punto, ese día y el siguiente, en todos dirigía la vista a diferentes áreas de la fachada, la mente se pierde entre detalles y el todo, divagando en su construcción, casi que podía ver primero a los artistas haciendo las terminaciones paradójicamente interminables, ahora a los obreros colocando los grandes bloques de piedra, luego a la gente reunida en las fiestas de la ciudad en su plaza principal. La energía de este lugar me hace acordar a la misma que había sentido una vez en bruselas, por momentos amarilla, por momentos roja.
Como el tour que quería hacer ya había salido y no sabía donde encontrarlos decidí pedir un mapa en información turística y recorrer la ciudad por mi cuenta. Pero antes me comí unos ricos «sanguchitos» sentado en el medio de la plaza en la base de la virgen de oro macizo. Todavía no entiendo como hice para soportar el frío. Para describir cuánto hizo, solo alcanza con decir, que la gaseosa que tenía en el costado de la mochila y que había comprado natural, a las pocas horas estaba helada, como sacada del congelador. El domingo haría más frío aún, quitando las ganas de hacer cualquier cosa y a la noche empezaría a nevar. Mientras comía los sandwichs algunas personas me miraban asombradas, otras con desprecio.
El recorrido por la ciudad no tiene mucho para decir. Caminé bastante y hacia donde quisiera ir. Terminé la noche en Hofbräuhaus, pero no tomé ninguna cerveza, llamé a mi anfitrión y le avisé que iba para allí. Al llegar me recibió y me propuso si quería cocinar algo. Fuimos a comprar las cosas, la anécdota multicultural que daría fin a la noche ya la conté lineas más arribas.
El domingo me levanté a eso de las 10, olvidándome que ningún negocio abre ese día en Alemania. Volví a comprar el ticket diario de transporte y me fui al centro teniendo esperanza de que hubiese algo abierto. No fue así. Terminé comiendo un pancho en la estación principal (Hauptbahnhof). Como no había mucho para hacer, me fui a un palacio, lo más lindo fue la tienda de recuerdos que tenía calefacción. Los parques son enormes, interrumpidos por fuentes muy lindas, pero en invierno sin flores y sin agua, o con agua pero congelada, la belleza sólo puede imaginarse. Caminé bastante por ese parque, era la única forma de mantener la temperatura, reflexionando y pensando. Di una larga vuelta, me volví a Marienplatz, para ver nuevamente su energía y, ahora sí, a tomarme un más (un litro) de Hofbräuhaus con un Bretzel (el «pretzel» es yankee) gigantesco. Con ganas de tomarme otro más, me tomé el subte para encontrarme nuevamente con el chico de mitfahr. Mientras lo esperaba me puse a charlar con un señor alemán que hablaba español y que estaba enojado con el chico porque llegaba tarde. Cuando llegó nos subimos al auto, y luego de que mi compañera me dejara tranquilo por no ser tan «negrito» como para que me discriminen volví a quedarme dormido.
Llegamos a la estación, y ahí cada uno siguió con su vida. Tomé el tren y volví para casa. Un nuevo fin de semana llegaba a su fin y yo había estado en Munich gracias a las redes sociales, pero sobre todo, por la buena, muy buena, onda de la gente.
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Un comentario

  1. Aburriiiidooooo!!!

    Con este link se puede entender lo de las redes sociales porque tu explicacion fue muy mala:
    http://www.youtube.com/watch?v=6a_KF7TYKVc

    Gracias por todo! Segui posteando!! 😀

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