Vang Vieng – Bananolandia en medio de las montañas

Llegamos a Vang Vieng o bananolandia, un lugar hermoso, donde un río parece dividir dos enormes montañas como aquel que separa a dos gigantes en una pelea callejera. Las montañas se elevan imponentemente tanto que parece como si estuviesen flotando en el aire y a sus pies el río calmo recorre tramos lentos y otros rápidos. Lamentablemente este lugar está superexplotado por el turismo y en los bordes del río se disponen bares como si de la calle Lavalle se tratara. La idea no deja de ser divertida y alegre, incluso ingenua, se supone que uno recorra los 3 kilómetros río abajo parado en los puestos que uno quiere a tomar o comer algo, pero en su ingenuidad radica su debilidad. Los bares ubicados en los primeros 100 metros convoca a cuanto gringo borracho pueda junto con argentinos que intentan igualar su idiotes y lo que debería ser una fiesta rodeada de la naturaleza se convierte en una escena de cualquier película de adolescentes yankees borrachos que se terminan matando por tirarse del trampolín de 6 metros de altura directamente a las rocas.

Nuestro primer día allí lo pasamos mezclándonos con esta gente ya que no habíamos conseguido el gomón, el segundo en cambio ya con nuestro transporte fluvial estuvimos poco tiempo en dicha zona y nos fuimos río abajo con una cervezita en la mano, Maru flotando y yo nandando. Durante dos o tres horas las montañas no se dieron cuenta de nuestra presencia y nos dejaron recorrer el río como aquellos que su tiempo se mide en millones de años y las horas son solo instantes.




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